Todos tenemos un gran potencial: ábrele la puerta a tus capacidades
Cada uno de nosotros tiene capacidades y habilidades diferentes, auténticos dones que a veces, por diversas razones, no salen a la luz. Esto no los hace desaparecer, son solo como personas con las que no mantenemos el contacto y que no por ello dejan de existir. Hasta que un día nos decidimos a buscarlas o bien, por determinadas circunstancias ellas mismas regresan a nuestra vida.
“Todos los niños tienen un talento; sólo hay que saber abrir la puerta para que lo saquen” –así lo decía Cesar Bona (uno de los 50 mejores maestros del mundo según el Global Teacher Prize) en una conferencia en Vitoria, en la cual presentaba su libro La nueva educación. Los retos y desafíos de un maestro de hoy. (Plaza & Janés Editores, 2015)
Sus palabras me recuerdan a lo que siempre me decía mi madre: “todos tenemos un don, solo que a veces no lo sabemos”. Y no lo sabemos porque efectivamente tal vez no lo hemos dejado salir. ¿Por qué sucede esto?
Puede que no sepamos ver cuál es nuestro don, porque pensamos que un don tiene que ser algo tan especial y tan nuestro que nadie tendrá uno igual, algo así como un poder especial para hacer algo, ser el mejor y el único en alguna cosa. Pero un don es sencillamente algo que sabemos hacer bien, se trata de una cualidad casi innata en nosotros.
Un don es como un pequeño diamante en bruto que guardamos en nuestro interior,
el cual podemos y debemos tallar para demostrar su valor.
Hago esta metáfora porque este es otro concepto erróneo sobre los dones: pensamos que tener una de estas cualidades significa que vamos a hacer de forma perfecta y a la primera aquello que se nos da bien, pero no funciona así. Saber hacer algo es una cualidad pero llevarlo al nivel de excelencia requiere práctica y mucho trabajo. ¿Estamos dispuestos a descubrir nuestro don y trabajar hasta que nos haga brillar?
Abre la puerta a tus capacidades.
En nuestra entrada de Blog sobre Transformación Digital, ya os adelantábamos que la nueva cultura organizacional gira en torno a las personas, los usuarios y usuarias de los medios digitales, quienes aprenden cada día cosas nuevas para adaptarse al cambio tecnológico. Pues para comenzar a desarrollar tu potencial, esta sería la actitud necesaria, una actitud enfocada hacia el aprendizaje, porque desarrollo significa crecer y para ello es imprescindible estar aprendiendo cada día y estar atento a lo que sucede a nuestro alrededor.
1. Reconocer nuestro don.
Todos sabemos lo que se nos da bien, podremos reconocer nuestro don porque se tratará de algo que nos resulta relativamente fácil hacer y que nos gusta. Ten en cuenta que tal vez debamos rememorar nuestra niñez para reconocerlo, porque a veces son cosas que habíamos olvidado debido a que en algún momento, nuestras creencias personales y sociales, los convencionalismos o cualquier otro condicionante nos dijeron “tú no puedes” o “eso no vale para nada”.
A veces no hemos encontrado nuestra «cualidad especial» y nos convencemos de que no destacamos en nada. Esto lo creemos porque aún no hemos dado con la procedencia de nuestro talento, dado que cuando aparecen pensamientos de este tipo no suelen ser un reflejo de la realidad, sino más bien de la percepción que tenemos de nosotros mismos, que por los motivos que sean no valoramos aquello de lo que somos capaces.
2. Trabajar nuestras capacidades.
Si ya conocemos nuestras capacidades, ahora debemos comenzar a trabajarlas para perfeccionarlas, porque aunque seamos buenos en algo, debemos trabajar para destacar en ello, para aspirar a estar entre los mejores..
Ser bueno en algo e incluso aspirar a ser el mejor requiere alta dosis de motivación y por supuesto constancia. El hecho de que tengas talento para realizar algo no quiere decir que no vayas a equivocarte nunca, posiblemente fallarás muchas veces pero tendrás que insistir hasta lograr tus metas. Porque ser bueno en algo quiere decir que lograrás un alto nivel de resultados haciendo algo determinado, cosa que otros tal vez no puedan porque es no es su habilidad particular, pero no significa que vaya a ser fácil.
Como ejemplo de todo esto, me gustaría poneros a Rafa Nadal, alguien al que yo creo que podemos considerar como un referente mundial del deporte. No cabe duda de sus aptitudes y sus cualidades como tenista, pero no ha nacido siendo el número 1, ha nacido con esa capacidad, con un don, y ha logrado alcanzar ese nivel gracias a un duro sistema de entrenamiento, unido a su voluntad y su esfuerzo.